"1944.
Mientras las fuerzas aliadas libran una guerra contra el enemigo en las playas devastadas de Europa, otra batalla está por librarse en la alcoba de un pequeño en Brooklyn.
Cuando el tenebroso Boogeyman rapta a un niño y lo lleva al reino de la obscuridad, sus juguetes, liderados por un soldadito, se unen para aventurarse en el peligroso rescate. En su misión enfrentarán a los crueles juguetes olvidados del niño, y sufrirán una traición venida de su mismo bando.
¿Podrán salvar al chico de las fuerzas del mal, o perecerán en el intento?
The stuff of leg end es una historia inolvidable y, en última instancia, una apología a la lealtad, la camaradería, y la perseverancia."' *
*Cita textual, traducida e interpretada por su servidor de la sinopsis que se hace del comic The Stuff of Legend.
Mientras las fuerzas aliadas libran una guerra contra el enemigo en las playas devastadas de Europa, otra batalla está por librarse en la alcoba de un pequeño en Brooklyn.
Cuando el tenebroso Boogeyman rapta a un niño y lo lleva al reino de la obscuridad, sus juguetes, liderados por un soldadito, se unen para aventurarse en el peligroso rescate. En su misión enfrentarán a los crueles juguetes olvidados del niño, y sufrirán una traición venida de su mismo bando.
¿Podrán salvar al chico de las fuerzas del mal, o perecerán en el intento?
The stuff of leg end es una historia inolvidable y, en última instancia, una apología a la lealtad, la camaradería, y la perseverancia."' *
*Cita textual, traducida e interpretada por su servidor de la sinopsis que se hace del comic The Stuff of Legend.
The Stuff of Legend es una novela gráfica que, a primera vista, puede creerse está dirigida mayormente al público infantil. Pero no es así. Y no porque su contenido pueda resultar perturbador, o su violencia incómoda, y ni porque la puerilidad presente en todas sus páginas venga enmarcada por algún o algunos elementos de disonancia (de hecho, ni por el absurdo de que se le llame ¡novela gráfica! antes que comic): es en el trasfondo donde se hilvana algo más a dilucidar y quizás comprender.
El chico de la historia no posee poderes ni es un chico especial, es simplemente un niño cuyo padre está en la guerra, y ya con esa sola idea se concatena una más sobre el espectro psicológico que se tiende sobre este pequeño, dando así origen al comic que se tiene entre manos (si aquí alguien pensó en El laberinto del fauno, créame que no ha sido el único).
En otro tenor, a algunos no deja de parecernos un título mature de Little Nemo con detalles de Toy Story: por ese lado, The Stuff of Legend no reinventa la rueda, pues sólo basta mirar algunas de sus imágenes para que se comprenda que sus elementos están sobrados de asuntos cliché; luego entonces, son otros sus atributos por los que gente como yo lo discutimos y lo seleccionamos para otra categoría.
En contraparte, llama la atención que el título aborde algunos aspectos del ser humano de un modo menos controvertido a como lo hacen las cintas animadas de hoy en día, pues en ellas se parte (en casi todas) de la ingenuidad de sus personajes estelares para al final destacar los valores que terminan aprendiendo, y el bien en aras de todo ello. En este caso, con The Stuff of Legend, esa forma de ser imperfecta de sus personajes es parte medular de la narrativa y queda sobrentendida y aceptada de inicio, y parece no haber pretensión alguna por empatar las particularidades entre tales personajes para arribar a un estereotipo sobre su calidad moral, puesto que en primer lugar todos ellos tienen un objetivo en común: salvar al niño, qué importa si uno de ellos puede o no puede superar sus miedos, o el otro su pequeñez, o aquel otro su cobardía.
Así pues, es agradable ir descubriendo esta historia donde el temor, el liderazgo, el coraje, están presentes en diversas formas, no como si fueran una fórmula mágica que va a revertir a cada uno de los protagonistas en un modelo de existencia correcto (arribando con ello a la sobrepujada cumbre moral), sino que simplemente se presentan y ofrecen al lector para contar una historia venida desde la prosopopeya (atribuyendo a animales y objetos las cualidades de un ser humano), donde el reto es poner en contexto y referencia, todos aquellos sucesos en torno a la guerra.
Como dije antes, es por eso que aunque un niño podría disfrutar la historia, es un adulto quien encontrará un mayor ejercicio intelectual, sin por ello privarse del deleite que ofrecen sus dibujos, y el carisma por vías de la simpleza que desprenden sus personajes.
El chico de la historia no posee poderes ni es un chico especial, es simplemente un niño cuyo padre está en la guerra, y ya con esa sola idea se concatena una más sobre el espectro psicológico que se tiende sobre este pequeño, dando así origen al comic que se tiene entre manos (si aquí alguien pensó en El laberinto del fauno, créame que no ha sido el único).
En otro tenor, a algunos no deja de parecernos un título mature de Little Nemo con detalles de Toy Story: por ese lado, The Stuff of Legend no reinventa la rueda, pues sólo basta mirar algunas de sus imágenes para que se comprenda que sus elementos están sobrados de asuntos cliché; luego entonces, son otros sus atributos por los que gente como yo lo discutimos y lo seleccionamos para otra categoría.
En contraparte, llama la atención que el título aborde algunos aspectos del ser humano de un modo menos controvertido a como lo hacen las cintas animadas de hoy en día, pues en ellas se parte (en casi todas) de la ingenuidad de sus personajes estelares para al final destacar los valores que terminan aprendiendo, y el bien en aras de todo ello. En este caso, con The Stuff of Legend, esa forma de ser imperfecta de sus personajes es parte medular de la narrativa y queda sobrentendida y aceptada de inicio, y parece no haber pretensión alguna por empatar las particularidades entre tales personajes para arribar a un estereotipo sobre su calidad moral, puesto que en primer lugar todos ellos tienen un objetivo en común: salvar al niño, qué importa si uno de ellos puede o no puede superar sus miedos, o el otro su pequeñez, o aquel otro su cobardía.
Así pues, es agradable ir descubriendo esta historia donde el temor, el liderazgo, el coraje, están presentes en diversas formas, no como si fueran una fórmula mágica que va a revertir a cada uno de los protagonistas en un modelo de existencia correcto (arribando con ello a la sobrepujada cumbre moral), sino que simplemente se presentan y ofrecen al lector para contar una historia venida desde la prosopopeya (atribuyendo a animales y objetos las cualidades de un ser humano), donde el reto es poner en contexto y referencia, todos aquellos sucesos en torno a la guerra.
Como dije antes, es por eso que aunque un niño podría disfrutar la historia, es un adulto quien encontrará un mayor ejercicio intelectual, sin por ello privarse del deleite que ofrecen sus dibujos, y el carisma por vías de la simpleza que desprenden sus personajes.
Es difícil escribir una historia que resulte simple y entretenida para los jóvenes lectores, y que al mismo tiempo, en forma de moraleja, contemple en su raíz una complejidad que los adultos puedan interpretar entre líneas (porque que sea evidente hace que pierda el chiste, y qué mejor si el escenario donde se pone todo esto en escena es un evento histórico interesante que da pie a los eternos conflictos humanos), y como siempre, es en el intento de todo ello, y en la interpretación que se le da, lo que le da buenas o malas notas a este comic. Y es cierto: acodándose con todo dolo en la postrimería de la segunda guerra mundial, es fácil establecer una atmósfera propicia para que el guión despunte, pero la verosimilitud en él (teniendo claro que su trama se adscribe a una mitología naciente), es lo que le da una área, proporción, y comprensión desde ese estado figurativo (es un comic caray, no El Diario de Ana Frank).
Es cierto también que el dibujo, de corte realista con terminados en sepia, es un aliciente más que excelente para desgajar la historia, aunque antes de ser un instrumento estético, resulta una clara invitación a dejar que la trama transcurra en el papel, para que en todo momento esté presente en la mente del lector con ese apego, forzándola a que permanezca fantástica dentro de la estrechez en que quepan dichos tonos de sepia que se nos ofrecen, y que nos recuerde en todo momento, quizás de modo subconsciente, que no debe escaparse de ese territorio que se le ha trazado, desde donde se promueve un sentimentalismo de alguna clase a definir. Y lo mejor es que funciona.
Personalmente la parte que más me ha gustado es cuando los personajes entran al mundo oscuro, en el cual cambian a una versión más siniestra de sí mismos, sus alter ego, donde el oso de peluche se ha de volver en un imponente oso Grizzly, o el cerdito de alcancía (hucha) se convertirá en un ser de dos patas que camina al estilo de un Fauno, y así todos ellos, encabezados por un diminuto coronel de juguete que, asombrosamente, no se siente amedrentado pese a su tamaño para cumplir el propósito grupal de rescatar al niño, su mejor amigo. "Su mejor amigo", palabras que resonarán en todo momento hasta en la conciencia del lector, aunque aquí sólo quieran contarnos un cuento.
Es cierto también que el dibujo, de corte realista con terminados en sepia, es un aliciente más que excelente para desgajar la historia, aunque antes de ser un instrumento estético, resulta una clara invitación a dejar que la trama transcurra en el papel, para que en todo momento esté presente en la mente del lector con ese apego, forzándola a que permanezca fantástica dentro de la estrechez en que quepan dichos tonos de sepia que se nos ofrecen, y que nos recuerde en todo momento, quizás de modo subconsciente, que no debe escaparse de ese territorio que se le ha trazado, desde donde se promueve un sentimentalismo de alguna clase a definir. Y lo mejor es que funciona.
Personalmente la parte que más me ha gustado es cuando los personajes entran al mundo oscuro, en el cual cambian a una versión más siniestra de sí mismos, sus alter ego, donde el oso de peluche se ha de volver en un imponente oso Grizzly, o el cerdito de alcancía (hucha) se convertirá en un ser de dos patas que camina al estilo de un Fauno, y así todos ellos, encabezados por un diminuto coronel de juguete que, asombrosamente, no se siente amedrentado pese a su tamaño para cumplir el propósito grupal de rescatar al niño, su mejor amigo. "Su mejor amigo", palabras que resonarán en todo momento hasta en la conciencia del lector, aunque aquí sólo quieran contarnos un cuento.
"¿Qué es la fe de ocho, en contra de un ejército?"
Antes de finalizar quiero compartir las primeras páginas del primer número, las cuales pueden leerse aquí, y así tener una idea más clara sobre lo que quise decir con todo esto.
Para bien o para mal, Disney ha comprado los derechos de esta novela gráfica, y se dice que en breve veremos una película de la misma. Para ser honesto, me hubiera gustado que este comic quedara relegado en los estantes de las librerías y tiendas de libros, acumulando polvo; y que algún día valiera nada para que se donara a los niños de alguna escuela. Pero eso ya sería mucho egoísmo de mi parte.
Provecho.
Para bien o para mal, Disney ha comprado los derechos de esta novela gráfica, y se dice que en breve veremos una película de la misma. Para ser honesto, me hubiera gustado que este comic quedara relegado en los estantes de las librerías y tiendas de libros, acumulando polvo; y que algún día valiera nada para que se donara a los niños de alguna escuela. Pero eso ya sería mucho egoísmo de mi parte.
Provecho.