Impresionismo y Expresionismo
El museo de Bellas Artes de Montréal abriga la Exposición "Impresionismo y Expresionismo, de Van Gogh a Kandinsky". Buen momento para aprender sobre esas corrientes artísticas, y qué mejor que elegir un miércoles de "cerramos tarde" para llevar a efecto la visita. En realidad fue por el hecho sin comprobar ni verificar de que todos llevamos un Van Gogh en la cabeza.
Casi empezando se nos explica algo (teóricamente) básico en esto de las pinturas: la armonía de los colores. En esta pintura, por ejemplo, se explica la vistosidad del azul del mar haciendo juego con el naranja de los hombres.
Si algún día me intereso por la técnica del óleo, me gustaría intentar este estilo: pequeños brochazos/pincelazos casi sacados del mismo molde y que van al ritmo y desfile de un cuadro Impresionista. No sólo la dirección de cada pincelada, sino también la espesura de cada toque parece puesto ahí al azar, pero mirando de lejos el cuadro se descubre que esa multitud de gotas coloridas cobra vida, orden, y sentido.
Impresionismo (explican) es hacer un cuadro basado en las "impresiones" que se tienen (en específico) de un paisaje. Una forma de entender un cuadro Impresionista es acercándose y alejándose: de cerca no se le verá mucha lógica, pero de lejos se puede contemplar el modo en el cual se integra y da la "impresión" de ser un paisaje. Cabe aclarar que una obra abstracta no es Impresionista (o no al menos de inicio), pues el abstracto casi siempre se vale de la percepción subjetiva de quien mira y da lo mismo si le mira de lejos que de cerca, porque es el sujeto quien interpreta esa imagen, mientras que aquí hay una idea mediante, que aunque de inicio pueda parecer no identificada, termina por serlo.
Impresionismo (explican) es hacer un cuadro basado en las "impresiones" que se tienen (en específico) de un paisaje. Una forma de entender un cuadro Impresionista es acercándose y alejándose: de cerca no se le verá mucha lógica, pero de lejos se puede contemplar el modo en el cual se integra y da la "impresión" de ser un paisaje. Cabe aclarar que una obra abstracta no es Impresionista (o no al menos de inicio), pues el abstracto casi siempre se vale de la percepción subjetiva de quien mira y da lo mismo si le mira de lejos que de cerca, porque es el sujeto quien interpreta esa imagen, mientras que aquí hay una idea mediante, que aunque de inicio pueda parecer no identificada, termina por serlo.
Una de las razones por las cuales quería ver esta exposición era para acercarme tanto como pudiera a estos cuadros y así darme una idea sobre cómo estaban organizadas las pinceladas, y he aquí un recorte que hice a una de tales pinturas. De cerca, como dije antes, no existe el detallado que uno encontraría en el Realismo o en el Expresionismo, solo pueden verse pinceladas indefinidas y casi con la misma dirección (solo variando en color), y por mucho que se sepa e identifique el objeto pintado cuando se le mira de cerca, usualmente es cuando se le mira de lejos que se pueden apreciar las formas, su fusión y soplo de vida, y entender ahora sí la impresión que tuvo el artista de dicho paisaje. Ciertamente el artista no requiere en este tipo de pinturas estar mirando constantemente el objeto real (el paisaje) que está pintando, puesto que tal pintura parte de una "impresión" visual y objetiva que se tuvo de un paisaje y que ahora vive en la mente, un recuerdo vamos a decir, y es a partir de ese origen que se le hace existir dentro de una pintura.
Curiosamente este tipo de obras pasan de ser una impresión para dar lugar a algo más, y hay algo muy contrario y paradójico en esto del Impresionismo cuando se le analiza con cercanía-lejanía (y con la dimensión que ello da), pero eso supongo ya es deber de los letrados en el arte establecer, aclarar, y ejemplificar.
Curiosamente este tipo de obras pasan de ser una impresión para dar lugar a algo más, y hay algo muy contrario y paradójico en esto del Impresionismo cuando se le analiza con cercanía-lejanía (y con la dimensión que ello da), pero eso supongo ya es deber de los letrados en el arte establecer, aclarar, y ejemplificar.
Este otro cuadro es parte del Expresionismo, porque es una representación clara y definida, con sumo nivel de detalle, cuajado de explicaciones y contornos y hasta con suficientes trazos encimados para que con el menor esfuerzo el ojo entienda la idea. Sea con una clase de realismo, o con líneas abstractas y elaboradas pero definidas y nunca discretas, el Expresionismo separa los elementos/objetos abruptamente, sea mediante el trazo, el color, o contrastes de luz, de hecho una de sus características es que suele haber contrastes muy marcados entre luz y sombra, mientras que en las obras Impresionistas (al menos en las pioneras) no suele darse esta fricción. El Expresionismo es una despensa llena de contenedores, contiene y soporta las formas, las delinea tanto como la explicación tan repetida que estoy dando de él, todo en ese afán de "expresar" el motivo con todas sus fuerzas y a como dé lugar.
Aquí una muestra de 3 imágenes sobre la "impresión" que los artistas de estos cuadros tuvieron del paisaje. Por cierto, el Impresionismo versa sobre los paisajes (Monet es considerado el padre de esta corriente, la cual se argumenta recibió este nombre cuando se le preguntó por el título de uno de sus cuadros a exhibirse (Impression, Soleil levant), y él respondió: "llámele... Impresión"). Nótese cómo la luz o las sombras se dispersan en el todo, pues en el Impresionismo no debe haber lugar para el detalle, la definición onerosa, ni el volumen marcado que dan las sombras y otros elementos "expresivos".
Este principio del Impresionismo yo lo encuentro poco amable con el sentimiento, pues antes que expresarse con las máximas sentimentales del arte, como por ejemplo la alegría o la tristeza, la luz y la obscuridad, nos sitúa en un mirador en que sólo hay lugar para la impresión "visual" de un paisaje. Esta corriente (analizando los cuadros que se enseñan en la misma exhibición) ha ido adoptando otras variantes y mezclas, donde hasta podría verse inmiscuido el Expresionismo (u otras corrientes clásicas y/o vanguardistas), lo que quiere decir que pasa de ser un raquítico y poco serio souvenir de un paisaje (dícese "impresión"), a ser una impresión lograda y transformada de no importa qué, sean personas, lugares, o momentos, y hasta mezclando estilos otros, pero terminando por remitir felizmente en una obra (que también pudiera ser imaginaria) al principio básico de la "impresión" por el cual aún se le permite gozar del calificativo de obra Impresionista. Tiempo, lugar, o sentimiento, o cualquier cosa que uno se pueda imaginar se hacen todos ellos (en ese entendido de "impresión") un objeto y realidad que pueden ser pintados y que terminarán por canjear (redundantemente) una impresión subjetiva existente en la mente/recuerdo del artista por una impresión objetiva que ahora existiría de modo evidente en la obra de ese mismo artista. Como bien diría Mary Shelley: "nada es duradero, sino la propia mutabilidad".
Pintores como Monet ciertamente atienden a la lógica del cuadro con base a las impresiones (recuerdos) de un paisaje mirado por una ventana, y en ello encuentran su inspiración y motivo suficiente para poner manos a la obra.
Algunos minutos después, y luego de haber leído las explicaciones que se dan en cada cuadro con relación a ello, me quedé pensando en que el Impresionismo (o al menos aquel que fue concebido originalmente, el que usa los paisajes memorizados y recordados por "impresión" como modelo) debe funcionar cuando va asociado a lo que siempre sí tiene que ver con sentimientos (es extraño tener un recuerdo sin que ello despierte algo en los sentimientos), por ejemplo a la visita a un lugar que no se conocía y que generó una impresión (o que ya se conocía pero no se le había visto con ojos ni pretensión "impresionista"), y que por tal género de impresión quedó grabado en la mente para un tiempo futuro en que ya no se estaba en posición de contemplar tal paisaje, o de otro modo sería maquiavélico, extraño, y hasta masoquista no valerse de un paisaje que se tiene al alcance para pintarlo in fraganti, todo sólo para respetar el principio del Impresionismo.
Este principio del Impresionismo yo lo encuentro poco amable con el sentimiento, pues antes que expresarse con las máximas sentimentales del arte, como por ejemplo la alegría o la tristeza, la luz y la obscuridad, nos sitúa en un mirador en que sólo hay lugar para la impresión "visual" de un paisaje. Esta corriente (analizando los cuadros que se enseñan en la misma exhibición) ha ido adoptando otras variantes y mezclas, donde hasta podría verse inmiscuido el Expresionismo (u otras corrientes clásicas y/o vanguardistas), lo que quiere decir que pasa de ser un raquítico y poco serio souvenir de un paisaje (dícese "impresión"), a ser una impresión lograda y transformada de no importa qué, sean personas, lugares, o momentos, y hasta mezclando estilos otros, pero terminando por remitir felizmente en una obra (que también pudiera ser imaginaria) al principio básico de la "impresión" por el cual aún se le permite gozar del calificativo de obra Impresionista. Tiempo, lugar, o sentimiento, o cualquier cosa que uno se pueda imaginar se hacen todos ellos (en ese entendido de "impresión") un objeto y realidad que pueden ser pintados y que terminarán por canjear (redundantemente) una impresión subjetiva existente en la mente/recuerdo del artista por una impresión objetiva que ahora existiría de modo evidente en la obra de ese mismo artista. Como bien diría Mary Shelley: "nada es duradero, sino la propia mutabilidad".
Pintores como Monet ciertamente atienden a la lógica del cuadro con base a las impresiones (recuerdos) de un paisaje mirado por una ventana, y en ello encuentran su inspiración y motivo suficiente para poner manos a la obra.
Algunos minutos después, y luego de haber leído las explicaciones que se dan en cada cuadro con relación a ello, me quedé pensando en que el Impresionismo (o al menos aquel que fue concebido originalmente, el que usa los paisajes memorizados y recordados por "impresión" como modelo) debe funcionar cuando va asociado a lo que siempre sí tiene que ver con sentimientos (es extraño tener un recuerdo sin que ello despierte algo en los sentimientos), por ejemplo a la visita a un lugar que no se conocía y que generó una impresión (o que ya se conocía pero no se le había visto con ojos ni pretensión "impresionista"), y que por tal género de impresión quedó grabado en la mente para un tiempo futuro en que ya no se estaba en posición de contemplar tal paisaje, o de otro modo sería maquiavélico, extraño, y hasta masoquista no valerse de un paisaje que se tiene al alcance para pintarlo in fraganti, todo sólo para respetar el principio del Impresionismo.
Demoré 20
minutos viendo la obra principal por la que estoy en el museo y siento lo que siento, y aunque fue develada
en todo un gran acontecimiento y por gente importante del medio, las personas solo le decían "buenas noches Sr Van Gogh" y se iban a lo que seguía. El vigilante, como por curiosidad me dijo: -Si
le interesa puede ver más obras interesantes por allá, porque ya vamos a cerrar. -Lo ví unos segundos mientras pensaba (porque no soy mucho de hacer conversación) "Joven, ¿ya se
dio cuenta que esto que tengo en las narices es un Van Gogh?... ¡que alguien le diga a este caballero que este de aquí es un Van Gogh: el estigma de la locura hecho pintura!..." -Ok. - Es todo lo que respondo a la sugerencia hecha por esta persona.
Lo particular de este autorretrato es que Van Gogh lo pintó sobre otra pintura que (supongo) no le gustó, y lo que me llamó la atención es que aunque siempre había pensado que Van Gogh pintaba agresivamente y con múltiples capas circulares, en este cuadro el fondo negro es muy suave, intenso, y persuasivo, contrario a otros Expresionistas quienes, copiando a Van Gogh, exageran las capas (aparentemente innecesarias desde mi punto de vista) en sus cuadros Expresionistas. Este es uno de los aproximadamente 25 autorretratos que Van Gogh pintara en su vida, y el pathos de más de 100 años sigue ahí presente.
Lo particular de este autorretrato es que Van Gogh lo pintó sobre otra pintura que (supongo) no le gustó, y lo que me llamó la atención es que aunque siempre había pensado que Van Gogh pintaba agresivamente y con múltiples capas circulares, en este cuadro el fondo negro es muy suave, intenso, y persuasivo, contrario a otros Expresionistas quienes, copiando a Van Gogh, exageran las capas (aparentemente innecesarias desde mi punto de vista) en sus cuadros Expresionistas. Este es uno de los aproximadamente 25 autorretratos que Van Gogh pintara en su vida, y el pathos de más de 100 años sigue ahí presente.
La
exhibición es anunciada con este cuadro (que también es de Van Gogh).
La gente se detenía a verlo más que el autorretrato y, según
pude entender, aquí Van Gogh pintó el sol dorado de una primavera, pero los surcos naranja que vemos en el piso expresan y delatan el otoño con mayor fuerza. A
saber.
El azul es un color muy solicitado entre los Expresionistas, tanto como lo es el arte Naïf en cualquiera de sus formas.
Este es el tercer Van Gogh que hay en la galería: "El sembrador". Y sí, yo también me pregunto porqué el sembradío es negro como chapopote.
The Sower.
Esta obra copia el estilo Expresionista de Van Gogh con rabiosas pinceladas que se salvan por la colorida armonía e intenso reflejo por sus aguas negras (se llama "Ship in a Dock" de un Alemán llamado Emil Nolde, y es de 1910). Lo interesante para mí es que había más personas regalándole "wows" a este cuadro, que a los 3 Van Gogh ya pasados (mejor para mí), diríase que era la obra maestra estrella de ese cuarto, ejem, galería. Solidez, arquitectura, y vaya uno a saber de qué otra clase de "llenos vacíos" hablaba la gente. No esta mal desde mi punto de vista, pero hubo otras que me gustaron más.
Van Gogh no solo pintó cosas obscuras y arremolinadas en noches estrelladas. Esta se llama "Le Restaurant de la Sirère à Asnières", y fue pintada en París, en una visita que le hizo a su hermano Thèo (interesante el lazo fraternal y de hermanos que existió entre Van Gogh y Thèo). Este es el cuarto y último Van Gogh que hay exhibido (sin tomar en cuenta las obras gráficas hechas en tinta que se muestran en vitrinas).
El manchado del óleo hace ver tanto el tamaño de la pincelada, como su nivel de precisión y adhesión en eso que se llama armonía entre primarios y secundarios. De cerca nada. De lejos todo.
Otra de mis favoritas. Diez veces mejor in the flesh.
Gato.
Un cuadro ya pintado (esquina superior izquierda) dentro de este que se llama "Faaturuma (Melancolía)". Es de Paul Gauguin, y fue hecho en 1891.
Creo que si existe un cuadro que sea cliché a la cotidianidad y que al mismo tiempo haga que uno se olvide del artista, este sería el caso. Viéndolo tan simple uno se olvida del artista, y se supone que eso es un halago a su talento, obra, y modo de expresarse.
Hubo pintores que de un modo u otro buscaron innovar en el arte, terminando por o alienar su propio estilo e identidad o consiguiendo su objetivo; pero pintores como Cézanne continuaron seriamente esbozando el arte desde el estudio, composición, y ejecución del color en el Expresionismo (cierto, con cierto grado de Impresionismo, no lo negaré), derramándolo en las cosas cotidianas del mundo de las que él era afecto, como por ejemplo la gente.
Desde mi punto de vista este era el mejor cuadro en exhibición de las 3 galerías (sin afán de ofender a los Van Gogh, etcétera), pues resulta fabuloso y de sobra agradable el modo en cómo juega con los colores. Como para quedarse el día entero viendo este cuadro.
Desde mi punto de vista este era el mejor cuadro en exhibición de las 3 galerías (sin afán de ofender a los Van Gogh, etcétera), pues resulta fabuloso y de sobra agradable el modo en cómo juega con los colores. Como para quedarse el día entero viendo este cuadro.
La presentación de una pieza maestra de esta exposición es la de "Trois baigneuses" (del mismo Cézanne). Mostrando una predilección por los desnudos y los baños, pero sobre todo por las diagonales creando triángulos/pirámides (que también ello puede verse en sus más de 200 obras relacionadas con bañistas) que detectamos en los árboles, los troncos y hasta en la inclinación de los cuerpos de las primeras dos bañistas. La cereza en el pastel es la luminosidad que ofrece ese claro de luna, que termina por sumergir al espectador en el atractivo que podrían ofrecer los cuerpos desnudos prestos a purificarse. Este trabajo es de los más aclamados y gustados en esta exposición, o así lo describe la explicación que le acompaña.
El Cubismo no está ausente dentro de esta exposición. Exponentes como Picasso, Braque, y Jean Metzinger (entre otros) se hacen presentes. Ellos son intolerantes a la dispersión de la forma, por lo que hay que mesurar cada inflexión, articular cada centímetro cúbico, y hasta mimetizar los gestos y expresiones que ofrecen los objetos en su naturaleza humana, los cuales desembocan en el cubismo con el mismo sentimiento aunque desde un ángulo distinto, porque dichos objetos/protagonistas siguen siendo capaces de exteriorizarse, por muy rectilíneos y artificiales que se presuman.
Jean Metzinger (cuya obra recién conocí) se ha convertido en mi pintor cubista favorito. Aquí una obra de él junto a un Picasso (izquierda). Los cubistas se obligan a contener todo en formas cerradas, todo lo meten en cubos, contenedores geométricos para dar forma a una imagen primaria pero que también podría estar representando un segundo plano, intención, o hasta un segundo protagonista, en estas obras que son como una sonrisa quebrada, o un gesto de alegría dislocado, o la tristeza misma retorcida en picos de subida y bajada con forma de risa. Geométricamente admirable.
Jean Metzinger (cuya obra recién conocí) se ha convertido en mi pintor cubista favorito. Aquí una obra de él junto a un Picasso (izquierda). Los cubistas se obligan a contener todo en formas cerradas, todo lo meten en cubos, contenedores geométricos para dar forma a una imagen primaria pero que también podría estar representando un segundo plano, intención, o hasta un segundo protagonista, en estas obras que son como una sonrisa quebrada, o un gesto de alegría dislocado, o la tristeza misma retorcida en picos de subida y bajada con forma de risa. Geométricamente admirable.
En el Cubismo hasta los desnudos son tratados con sensualidad. Diríase que algo tan en movimiento, mostrado desde la solidéz de cubos y otras figuras geométricas, no tendría porqué ser atractivo. Pero lo es.
La pintura como arte es algo noble. Las palabras, sean loa o crítica, son arrogancia cuando el hermoso silencio de tales obras es el perímetro donde se contienen los sentimientos.
Lo que estos desnudos representan en mí es un deseo de evasión (más que de libertad), de exponer la forma, y de hacer patente el imaginario erótico. Paradójicamente eso se explicaría con una frase que leí en Nosferatu: "Mantente a la vista, para que estés fuera de su mente".
Claridad en contraste con la obscuridad. Los espejos son populares en Francia, y aquí una muestra de que por alguna razón la gente buscaba conocerse a sí misma. Hasta por la espalda.
Una mezcla de todo. Solo quienes estudian arte pueden decir si esto es surrealismo cúbico, expresionismo abstracto, o una mezcla de todos ellos. Las corrientes artísticas son como diagramas de Ben, y sus círculos se pueden mover de un concepto a otro sin más. Lo importante (desde luego) es disfrutarlo y mover ese tinaco donde se agitan las emociones y hacen ondas. Azules frente a naranjas, verdes junto a rojos, y diagonales conjuntando púrpuras con amarillos. Dicen que todo esto es como una ecuación perfecta, aunque algunos nos cansemos de buscar cómo o de dónde se proyecta y refracta la luz. Misterio.
Pero dentro de todo este arte, nada más amigable que unas manos ofreciéndose.
Si tengo oportunidad daré una segunda vuelta al museo, pues nada mejor que pasar de una impresión a una expresión.
5 de noviembre. 10 de la noche. Saliendo y tomando un descanso luego de tan presurosa visita, contento de lo que el día dejó. Y desde luego, no puede haber mejor canción para esta ocasión que algo artísticamente interplanetario de Zoé.